lunes, 17 de febrero de 2014

Beneficios del estrés

 El estrés y la longevidad
La Universidad de Wisconsin realizó un estudio en el cual les pidieron a cerca de 29,000 personas que calificaran sus niveles de estrés en el pasado año junto con cuanto pensaban que el estrés había afectado su salud. Durante los siguientes ocho años, se usaron los registros públicos para anotar la muerte de cualquiera de los sujetos. En los resultados, la gente que reportó tener altos niveles de estrés y que creían que había tenido un alto impacto en su salud, tuvieron un incremento del 43% de riesgo de muerte. Por otro lado, aquellos que dijeron tener mucho estrés pero que no lo percibían como algo negativo, estuvieron entro los sujetos con menos probabilidades de fallecer comparado con los demás participantes del estudio.

El dar a otros y el estrés
Michael J. Poulin, de la Universidad de Buffalo, junto con su equipo entrevistó a casi 850 personas de edades entre 34-93 que vivieran en Detroit, Michigan. Los participantes tenían que reportar eventos estresantes del año pasado y cuanto, durante el mismo periodo, habían ayudado a otros. La muerte de cualquiera de los participantes era registrada y rastreada con ayuda de los registros públicos. En sus resultados, cada situación estresante incrementaba el riesgo de muerte en un 30%. En general, ese incremento de riesgo era disminuido o borrado en aquellos que reportaron altos niveles de ayuda a otros incluso cuando se encontraban con más situaciones estresantes.

Crecimiento de células cerebrales en las zonas de aprendizaje del cerebro con moderados niveles de estrés
En un estudio realizado en 2013 en la Universidad de California, Berkeley, ratas adultas eran inmovilizadas en un espacio reducido y permanecían en esas condiciones por tres horas. Dos días y luego dos semanas después, se les aplico una prueba de condicionamiento por miedo, la cual evalúa la reacción de “congelación” de las ratas o su comportamiento de evitación cuando en un contexto en el que el pasado conduce a una consecuencia negativa, como un shock. A esta medida se le conoce como “memoria de extinción del miedo”.  En los resultados, las ratas inmovilizadas mostraron niveles elevados de corticosterona (el equivalente de cortisol en los humanos). Al mismo tiempo, hubo un aumento en el crecimiento de las células madre neurales en su hipocampo, un centro de aprendizaje importante del cerebro. En comparación con el grupo de control, estas ratas tenían resultados similares en la prueba de memoria de extinción miedo dado dos días después de la estresante inicial, pero mostraron una mejoría significativa en la prueba después de dos semanas.

Hormonas de ayuda en zonas vulnerables y el estrés

Ya se ha descubierto que pequeñas cantidades de estrés inician la redistribución de células inmunes, lo cual ayuda en la supervivencia al enviar protección donde el estrés está siendo causado. Investigadores de la Universidad de Standford buscan más acerca de cómo las hormonas del estrés causan esta reacción. Las ratas eran contenidas por periodos de dos minutos a dos horas o eran inyectadas con hormonas del estrés para imitar los eventos de la reacción. En los resultados, después de ser sometidas al estresante, la concentración de la mayoría de células inmunes monitoreadas seguía un patrón de incremento y disminución en la sangre de las ratas. También, hormonas específicas estimulaban reacciones únicas en una subpoblación de células inmunes. Los investigadores esperan encontrar la forma de predecir cual hormona administrar para estimular la agregación de células inmunes en una zona vulnerable, como en una situación de estrés.

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